viernes, 26 de febrero de 2016

11 FRASES QUE NO DEBES DECIR A TUS JUGADORES



A lo largo de todos estos años en los que he tenido la suerte de ser entrenador, he pasado por situaciones agradables (casi todas) y desagradables (las menos) con mis jugadores y jugadoras.
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Y seguro que como yo, tú te acuerdas perfectamente de las desagradables y estarías dispuesto a dar marcha atrás para cambiarlas o hacer que nunca hubieran sucedido.

Cuando pasas tanto tiempo con un grupo de personas, se convierten en tu familia; y como en todas las familias, pues existen alegrías pero también problemas.

Hoy quiero centrarme en los problemas, concretamente en los que generamos nosotros como entrenadores.

Si preguntaras a todos los jugadores que han pasado por tus manos, seguro que al preguntarles ¿cómo era “fulanito” como entrenador? aparecerían algunas de estas respuestas (espero que las menos posibles… jejeje):

-         Poco motivador.
-         Amargado.
-         Insensible.
-         Dictador.
-         Creído.
-         Etc.

¿Qué les llevaría a pensar eso de ti? ¿En su día te diste cuenta de que podrían estar pensando eso? ¿Hiciste algo al respecto?

Como entrenador, es probable que te encuentres por primera vez ante esta tesitura porque nunca te hayas parado a pensar qué piensan tus jugadores de ti o por qué no fuiste capaz de entender por qué se fueron del equipo realmente o por qué no viste claro que la relación con tus jugadores no era buena.

Pero la ignorancia no es excusa para convertirte en un entrenador que no sabe liderar a su equipo y que afecta negativamente su moral. Y si has llegado a este punto, es probable que tu equipo haya muerto hace tiempo o esté en el camino de hacerlo.

No debes olvidar que el éxito de todo equipo depende de su capital humano, es decir, en este caso que estoy tratando, los jugadores.

Aunque tus conocimientos, tu compromiso o tu actitud sean los mejores referentes para tus jugadores, tus palabras también lo son. Y existen ciertas frases que nunca debes usar al comunicarte con tus jugadores, independientemente de cuáles sean las circunstancias que lleves en tu mochila.

Es por esto que, a continuación, quiero mostrarte 11 frases que no debes decir a tus jugadores y 11 consejos para evitarlas.

Se sincero y cuando acabes de leer el post, cuéntame cuántas has dicho tú en tus años como entrenador. Seguro que entre todos podemos añadir alguna más.

¡¡Comienzo!!


1. ¿Nunca vas a hacer nada bien?

Aunque un jugador cometa muchos errores, esta frase es muy ofensiva y puede dañar gravemente su motivación. Cuando haya una situación de este estilo, relájate, cuenta hasta 10 (o hasta 100 si es necesario) y pídele al jugador que te explique como se siente, que dudas tiene, que le afecta, etc. Recuerda que es posible que ni siquiera sepa en qué está fallando y tú eres su entrenador. Tú responsabilidad es ayudarle, corregirle, plantearle alternativas, etc. para que mejore y cada vez falle menos.

2. ¡Que sea la última vez que me cuestionas!

Ésta es la frase favorita del entrenador dictador. No dejar opinar a tus jugadores lo único que genera es que éstos trabajen por no discutir y no por alcanzar objetivos. El equipo no eres solo tú por lo que todos tienen su derecho a opinar. Siempre desde la asertividad y la empatía. Si no existen estos dos valores, no tienes nada que hacer.

3. ¡Tienes suerte de trabajar aquí!

A lo que habría que añadir: no sabes cómo es entrenar en otros equipos, en otros clubes, con otros entrenadores... En primer lugar, probablemente no conozcas al 100% las filosofías deportivas de esos otros lugares. Y en segundo lugar, si el jugador realmente tuviera la suerte de trabajar contigo, no tendrías que decírselo de esa manera. Nunca te compares con otros. Crear tu cultura de equipo y asegurarte que sea atractiva para todos los jugadores, es sinónimo de éxito.

4. No es mi problema.

Cuando un miembro de tu equipo te explica que llegó tarde por 'x', no hizo una acción por 'y' o no alcanzó las metas por 'z', nunca digas esta expresión. No se trata de que actúes como si pasaras del tema, sino que seas empático y trates de entender la situación que te están explicando. Además, debes asegurarte que efectivamente no sea tu problema, lo que significa que has tenido que proveer a todos los jugadores de todas las herramientas, recursos e incentivos necesarios para lograr lo que te propones.

5. ¡Para eso soy el entrenador!

Una frase muy utilizada por los entrenadores con sentimiento de superioridad. Con estas palabras le estás diciendo al jugador que es de tu propiedad y que debe hacer lo que tú digas simplemente porque tú eres el entrenador. Si quieres que tu equipo te respete, nunca utilices tu posición como entrenador para ejercer poder, pues te convertirás en un tirano y te alejarás del líder que debes ser.

6. Así se han hecho siempre las cosas.

Es el 'mantra' del entrenador obsoleto o poco innovador. En un equipo, al luchar día a día por alcanzar el éxito, se tiene como principales objetivos precisamente eso: cambiar, mejorar, transformarse, innovar y crecer. Si un jugador o el equipo te presentan una idea o una forma distinta de actuar, escúchales y pruébalo. Nunca sabes de dónde vendrá la idea que os lleve hacia el éxito.

7. Lo siento, ya no puedo hacer nada más por ti.

Es una excelente forma de lavarse las manos. Pero como entrenador, tu misión es precisamente la contraria. Tú eres quien nunca debe rendirse a la hora de encontrar métodos que provoquen situaciones de mejoría, buena actitud o motivación. Los entrenadores no esperamos que sucedan las cosas, sino que actuamos para que las cosas sucedan.

8. No traigas los problemas personales al entrenamiento o al partido.

Un  recordatorio querido entrenador: un jugador no es una máquina y por tanto tiene sentimientos, emociones, ambiciones y deseos. Y cuando entrena, realiza las acciones con su cuerpo, pero lo logra gracias a la mente y al corazón. Sé un entrenador abierto: escucha de manera activa a los jugadores y procura ofrecerles siempre tu apoyo.


9. ¡Llegas tarde!

Una cosa es incentivar y recomendar la puntualidad de tu equipo y otra muy distinta es convertirte en un reloj humano, con el fin de regañar a tus jugadores todos los días. Para que tu equipo sea productivo no tienes que fijarte en el tiempo que pasa un jugador en la pista, sino en si aprovecha (evaluando los resultados) dicho tiempo. Flexibiliza pero marca de forma clara el tiempo de aprovechamiento.

10. ¡Aquí el que manda soy yo!

Las cadenas de mando verticales y unidireccionales ya no funcionan en ningún lugar donde trabajen un grupo de personas por un objetivo común. ¿Sabes por qué? Pues porque los entrenadores sabios han descubierto que empoderando a sus jugadores se consiguen mejores resultados. Si quieres ser el líder de tu equipo, los jugadores te seguirán por tu ejemplo y no porque les hables con altanería.

11. El equipo no eres tú.

Terrible error decirle a un jugador que aquello en lo que se esfuerza y se sacrifica día tras día no es de su propiedad. Una cosa es que no pueda adueñarse completamente de él y hacer lo que quiera; y otra muy distinta es que no sea parte de su vida. No olvides que tus jugadores le dedican un tiempo importante de sus vidas al equipo, por lo que hacer que se sientan parte de él es lo único que va a generar fidelidad al mismo.

Espero que a partir de hoy no quieras dar marcha atrás en el tiempo y evites pronunciar estas frases. Tus jugadores lo agradecerán pero, créeme que tú también.

Ahora es tu turno.

Anímate y participa dejando un comentario.

lunes, 8 de febrero de 2016

CÓMO AUMENTAR LA CONFIANZA DE TUS JUGADORES ANTES DE UN PARTIDO IMPORTANTE



Seguro que a lo largo de tu carrera como entrenador te has hecho esta pregunta alguna vez…

Llega el partido de la jornada; el partido en el que te juegas alcanzar la gloria o convertirte en alcantarilla; el partido que dirá si todo el trabajo previo ha valido la pena o desaparecerá rápidamente por el retrete…

Todo parece seguir el camino marcado en tu planificación pero hay algo que falla, la confianza de tus jugadores es escasa o nula.

Puede que ocurra porque se enfrentan a un equipo al que admiran y no se ven capaces de conseguir nada positivo.

Puede que en el partido anterior las cosas salieran mal y esto haya provocado una pérdida de confianza.

Incluso problemas personales o internos pueden sacar a relucir esta lacra para cualquier deportista.

Entonces tu mente comienza a elucubrar cómo aumentar la confianza de tus jugadores.

La confianza es algo tan personal que o das con la tecla adecuada o no conseguirás nada positivo.

Dentro de tu equipo tendrás jugadores que les sobrará confianza (esto tampoco es bueno para ciertas cosas) y otros que tendrán la inseguridad como compañera inseparable. Pero para todos, puedes usar este método que te propongo.

¡¡Vamos, que comienzo!!

CÓMO AUMENTAR LA CONFIANZA DE TUS JUGADORES ANTES DE UN PARTIDO IMPORTANTE


Es de suponer que tienes marcados en tu planificación estos partidos importantes, con lo que puedes adelantar el trabajo, evitar llegar al último día y querer hacer todo en 24 horas.

Como no se los días de entrenamiento que tienes en una semana, te propongo 7 “sesiones” para que tú las integres según tus circunstancias. En realidad no me refiero a sesiones como tal, sino a herramientas o acciones que puedes integrar en cada sesión de entrenamiento.

Habrá acciones que tus jugadores deberán realizar fuera de la pista, en la tranquilidad de sus hogares.

Acción 1: Detectar las creencias limitantes


Como primera acción te propongo que los jugadores comiencen por saber qué pensamientos son los que les hacen sentir inseguros. Porque toda falta de confianza empieza en su pensamiento. Ya hablé de cómo acallar esa voz interior en este post.

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Las emociones que todos sentimos varían en función de cómo interpretamos nuestra realidad. Por eso, dentro de un equipo, una misma situación provoca una emoción distinta en cada uno de los jugadores.

Para detectar estas creencias limitantes, realiza un ejercicio llamado “observación consciente”.   

Tus jugadores deben observar cómo piensan, qué frases limitadoras se repiten en su mente cuando creen que no pueden, no se sienten capaces o tienen dudas y miedos. Una vez detectadas, tienen que escribir una lista con todas ellas. Por último, deben leerlas en voz alta varias veces.

Acción 2: Desafiar a las creencias limitantes


Cuando ya saben qué creencias les hacen pensar y actuar de una manera que no les conviene, es hora de trabajar con ellas. En esta acción tu objetivo será cambiar las creencias limitantes por otras que sean potenciadoras.

Para conseguirlo, los jugadores tienen que seguir los siguientes 4 pasos:

  1. Pregúntales: ¿Realmente es cierta esta creencia? ¿Puedes estar totalmente convencido que este pensamiento es completamente real? Lo más lógico es que digan que no están seguros al 100%. Los pensamientos aparecen y desaparecen, y cambian en función de las circunstancias personales, familiares, sociales, laborales, escolares, etc. que rodean al jugador.

  1. Hazles reflexionar: Piensa en quien te conviertes y cómo te comportas cuando esta creencia que te limita está rondando tu cabeza. ¿Te gusta lo que ves? Una vez haya reflexionado, cada jugador debe escribir cómo es y como actúa con dichas creencias.

  1. Pregúntales: ¿Qué tipo de persona serías sin estas creencias?, ¿cómo actuarías, cómo te comportarías si éstas no estuvieran en tus pensamientos? Sin ponerle un tiempo limitado, para que el jugador reflexione y sea totalmente sincero, debe anotar las respuestas.

  1. Hazle volver al pasado: Recuerda si alguna vez actuaste sin esa creencia. ¿Cómo te comportaste? ¿Cómo te sentiste? En este caso da igual que haya sido en otro contexto distinto al deportivo.

 

Acción 3: Crear autoafirmaciones positivas


Después de haber detectado y desafiado sus creencias, y teniendo a mano las anotaciones hechas en la acción 2, cada jugador debe escribir creencias contrarias a las limitantes, haciéndoles entender que nada es verdad al 100%, que la interpretación de las cosas que les ocurren es la que crea su realidad.

Por ejemplo, si la creencia limitante de un jugador es “no soy capaz de tomar la responsabilidad en el equipo cuando el partido está ajustado en el marcador”, puede sustituirla por otra que diga “si me lo propongo y me comprometo, si doy el 100% de mi en cada acción de juego, soy capaz de tomar la responsabilidad en mi equipo y obtengo buenos resultados siempre”.

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Cada jugador puede escoger una de estas nuevas creencias potenciadoras y colocarla en el vestuario o en el lugar de entrenamiento. Tener 10, 15 o 20 creencias potenciadoras que se puedan leer a cada momento aumentará su confianza.

 

Acción 4: Visualizar los éxitos


No se si lo sabes pero la mente no distingue entre lo que es real y lo que es imaginado. Si te imaginas celebrando una victoria, tu cuerpo reaccionará y sentirás una sensación de bienestar y felicidad. Si te imaginas que no te va a salir un buen partido, tu cuerpo se preparará para estar a la defensiva y atento al mínimo error para demostrarte que tus pensamientos estaban en lo cierto.

Por eso, ahí que aprovecharse de la capacidad de nuestra mente de imaginar cosas y creer absolutamente en ellas.

Al igual que el entrenamiento físico ayudará a los jugadores a mejorar sus capacidades físicas, tienes que entrenar sus mentes para que visualicen aquello que convenga para cada ocasión (pero siempre cosas positivas).

Que cada jugador coja las creencias potenciadoras que ha escrito y las ponga en un lugar visible de su casa con el fin de repetirlas todos los días, al menos tres veces, hasta que las asimilen y crean totalmente en ellas.

Estas lecturas en voz alta deben hacerlas con emoción y pasión. Viendo reflejadas en sus mentes que efectivamente dichas creencias se cumplen. Que no se ahorren ningún detalle a la hora de imaginar.

También pueden grabarse todas las nuevas creencias en sus móviles y escucharlas cuando vayan hacia el entrenamiento, o hacia el instituto, o hacia el trabajo, o a comprar el pan... cualquier momento es bueno para que escuchen estos pensamientos positivos.

Además de leer y escuchar, otra herramienta muy buena para los jugadores es aprovechar nada más tumbarse en la cama para dormir, cerrar los ojos y empezar a imaginarse todo tipo de acciones positivas que hagan que aparezcan sentimientos positivos.

Al final la mente acabará por rendirse y estará preparada para vivir creencias potenciadoras y positivas. 


Acción 5: Abandonar la zona de confort


La confianza de tus jugadores está cargándose. Como si de una batería de móvil se tratase, se va cargando rayita a rayita. Cada visualización, cada pensamiento y cada emoción van llenando el depósito.

Pero para llegar al 100% de carga, los jugadores tienen que ver plasmadas todas esas visualizaciones en la práctica. Y es con la práctica cuando se domina algo.
Llegados a este punto, enseña a tus jugadores a ponerse pequeños retos. Si son incapaces, ayúdales. Lo importante es que salgan de su zona de confort, esa en la que no sienten miedo porque ya tienen todo dominado.

Según vayan consiguiendo los objetivos fortalecerán su confianza en si mismos e irán aumentando su zona de confort.

Acción 6: Expresar quién eres


No te ha pasado nunca que en una conversación comienzas a hablar de lo que te gusta, de lo que te apasiona, de por qué amas el deporte que practicas, de lo que te hace sentir, de cómo eres, etc. que cuando acabas es como si hubieras soltado lastre y dices: “joder que bien me he quedado”.

Escucharte decir tus bondades hace que tu autoestima suba y con ella la confianza.

Pero voy más allá. Si además de escucharte, son tus compañeros los que dicen cosas buenas sobre ti, tu autoestima subirá a niveles de “dame el mundo que me lo como ahora mismo” jejejeje.

Reserva 15 minutos antes del inicio de un entrenamiento para que tus jugadores hablen sobre ellos y sobre sus compañeros (virtudes y valores positivos). Después entrena. Pensarás que te han cambiado a tus jugadores. Saldrán a la pista hiper motivados.

Acción 7: Aceptarte y valorarte


La última acción que debes realizar para aumentar la confianza de tus jugadores, es enseñarles a que se acepten y valoren tal y como son.

He dejado esta acción para la última, precisamente porque no debemos hacerla en último lugar. Esta acción tendrá que estar implícita en todas y cada una de las acciones anteriores y las acompañará complementando el trabajo que realices con los jugadores.

Si actúan para agradar a los padres, al entrenador o a la afición no están viviendo su vida. Si hacen las cosas porque deben hacerse así  y no son capaces de mostrar sus inquietudes, intereses o personalidad, están viviendo la vida de otros.

Que cada jugador sea capaz de conocerse y valorarse, será el inicio de un camino correcto hacia la confianza y seguridad en si mismo.

Bueno pues ya voy acabando con el post de hoy.

Antes de despedirme y pedirte que escribas en los comentarios tu experiencia en este tema, quiero decirte que no hay una varita mágica dentro del deporte que haga que tus entrenamientos, partidos o temporadas se cuenten por éxitos.

Este trabajo mental para aumentar la confianza de tus jugadores no te servirá de nada si no va acompañado de un gran trabajo en el resto de áreas de trabajo (técnica, táctica, preparación física). Y aún así, en frente tendrás a otros que como tú y tu equipo, lucharán por conseguir el éxito.

Así que no esperes más y comienza desde ya a aumentar la confianza de tus jugadores. ¡¡SUERTE en tu próximo partido importante!!

Y ahora sí, me encantaría saber que experiencias has tenido en este tema. O como trabajas tú la confianza de tus jugadores.

¡¡Escribe un comentario y hablamos!!