¿Te imaginas poder transmitir a tus
jugadores mensajes irresistibles para que compren tu “producto” sin dudarlo?
(Recuerda que tú eres tu propio producto). Venga va, piénsalo al menos durante
unos segundos… sería increíble, ¿verdad?
Durante las últimas décadas, profesionales
del marketing de todo el mundo han confiado en la fórmula AIDA para conseguir aumentar sus ventas; o dicho de otra
forma, obtener numerosos clientes que compraran sus productos y servicios. Perfeccionaban
su mensaje de venta hasta tal punto que lograban persuadir a las personas con
mensajes: orales, visuales o escritos.
Ahora que llegan las pretemporadas, todos
los entrenadores cogemos lápiz y papel (u ordenador) y programamos cómo
queremos trabajar con nuestros equipos. Esto es fácil, entendiendo que la
formación de los entrenadores de hoy en día, en la mayoría de deportes, es
media-alta. Lo difícil es saber transmitir lo que hay en nuestras cabezas a
nuestros jugadores, que lo sientan como suyo y lo plasmen en la práctica del
día a día.
¿Quieres descubrir en que consiste la
fórmula AIDA y cómo puedes adaptarla a tu deporte para beneficiarte con su uso?
¡Estupendo, continúa leyendo!
¿Qué
es AIDA?
A – Atención: capta la atención de tus
jugadores.
I – Interés: despierta en ellos interés
por la forma de trabajar que propones.
D – Deseo: intensifica el deseo que
tienen por tu proposición.
A – Acción: pídeles que actúen de una
determinada manera.
Si en cualquier equipo que dirijas llevas a tus
jugadores a través de este proceso, los resultados están garantizados. ¿Te
parece sencillo? La verdadera clave está en los detalles, en cómo hacerlo de una
forma que sea efectiva y creíble.
Vamos pues a desarrollar uno a uno cada uno
de los elementos de la fórmula:
ATENCIÓN
Es el elemento fundamental. Tienes que
captar la atención de tus jugadores y que éstos quieran seguir escuchándote. Si
esto falla, el resto no servirá para nada. Descubre cómo son y sabrás cómo
atrapar su atención. Para ello podemos usar este tipo de preguntas abiertas: ¿Qué
cosas les preocupan? ¿Cuáles son sus metas? ¿Cómo les gusta ser tratados? ¿Por
qué juegan a ese deporte? ¿Qué es lo que más les cuesta? ¿Qué se les da bien?
¿A quién admiran? ¿Cómo se sienten haciendo lo que les gusta? ¿Qué tipo de
jugador les gustaría ser?
Imagínate que vas por la calle y alguien grita
la palabra “persona”. ¿Te giras? Seguro que no. Si dice “joven” (suponiendo que
lo seas) puede que te gires pero sigue siendo una palabra demasiado vaga para que
te pudieras identificar con ella. Pero si escuchas que dice tu nombre (por
ejemplo Marcos), puede ser otro “Marcos” pero casi seguro que te vas a girar.
Pues bien, en nuestro caso es igual. Cuanto
más conozcas a tus jugadores, más probabilidades tendrás de captar su atención.
INTERÉS
Ya hemos atraído su atención. Ahora debemos
trabajar para que se interese por aquello que queremos ofrecerle.
Una buena forma sería mediante preguntas que
pongan de relieve algún pasaje futuro de riesgo. Por ejemplo: ¿Quieres seguir
perdiendo años sin ganar nada? ¿Vas a dejar que pase el tiempo sin que mejores?
Lo que intentamos lograr es que los
jugadores tomen una mayor conciencia de los problemas que afrontarían de no
seguir lo que les ofreces.
Otra forma sería contándoles una historia
que ilustre cómo los protagonistas de la historia finalmente consiguieron el
resultado que deseaban gracias a tu forma de trabajar.
También puedes explicarles el estilo de vida
que pueden conseguir gracias a tu trabajo. Por ejemplo: “imagínate sentirte
satisfecho con tu trabajo, con el reconocimiento de la gente que te rodea,
adquiriendo unos valores que puedas utilizar en tu vida fuera del deporte… ¿No
te gustaría?”.
DESEO
El interés no es suficiente para que tus
jugadores actúen y hagan cualquier cosa que tú les pidas. Es necesario que estén
deseando vivenciar lo que les ofreces.
Para crear ese deseo, la transformación es
el paso definitivo. Es decir, hacerles ver y que lo visualicen, que con tu propuesta
van a pasar de la situación 1 (inicio de temporada) a la situación 2 (final de
temporada) consiguiendo lo que desean.
Para ello les mostraremos los valores que
tienen nuestra propuesta: “seremos un equipo fuerte, guerrero, luchador y que
no se va a rendir nunca”. Les ofreceremos “bonus” (actividades extradeportivas
que consideren premios) que complementen su trabajo: “si nos esforzamos al 100%
cada día disfrutaremos de una salida de convivencia”. Les propondremos retos: “Hay
que llegar a enero entre los cuatro primeros”. Les mostraremos nuestro plan B
para que sean conscientes de que diferentes caminos nos pueden llevar a donde
queremos y con ésto estén tranquilos y confiados en nuestra propuesta.
ACCIÓN
Después de captar la atención de tus
jugadores, despertar en ellos interés por lo que les ofreces y generarles un
auténtico deseo, solo te queda decirles lo que quieres que hagan, que compren
tu “producto” y lo apliquen de forma práctica lo antes posible.
Para ello, a estas alturas, debes tener
diseñado un plan de acción en el que tus jugadores vean los pasos a seguir, las
etapas a superar, cuáles son las metas de proceso a alcanzar en el camino hacia
el objetivo final.
Pónselo fácil. Sé creíble. Si tus jugadores no
te creen ya puedes prometerles la Luna que nunca harán nada por ti. Sé realista
y demuéstrales que tu promesa es cierta y que tú mereces su confianza.
Después de todo…
¿Te plantearías transmitir tu mensaje a
través de las fases de la fórmula AIDA? ¿Crees que es efectiva? ¿Te haría
mejorar como entrenador? ¿Qué daría a tu equipo el transmitir tu mensaje a
través de esta fórmula?
Si pruebas tu experiencia con AIDA, me
gustaría que compartieras tus impresiones dejando tu comentario.
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Twitter / Facebook y me ayudarás a difundirlo (@coachentrenador)
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